miércoles, 27 de enero de 2010

Cementerio de verdades


Es nuestra pequeña introducción a la democracia territorial al estilo estadounidense. Alcaldes que desautorizan a líderes de sus partidos y vecinos que protestan contra aledaños porque lo nuclear es peligroso y, sobre todo, las verdes radiaciones del dinero pasarán de largo por su localidad. ¿El tiempo para un debate serio? A menos que las elecciones se celebren cada diez años, éste nunca llegará.

martes, 26 de enero de 2010

Solidaridad pasajera


Somos previsibles hasta para la solidaridad. Aguardo a comprobar en qué momento Metro de Madrid abandona los llamamientos a la colaboración por la mera información del servicio, razón de su existencia. Intuyo que será entonces cuando los caribeños regresen a la lista donde estaban y compartían espacio con sudaneses y somalíes; la de la indiferencia.

miércoles, 20 de enero de 2010

Astropolítica


Temeroso porque el choque de dos fuerzas planetarias pueda provocar un estallido similar al que los apocalípticos afirman que habrá en el acelerador de partículas con sede en Europa. ¿Será el Desayuno de la Oración el Big-Bang del siglo XXI? Hasta el momento sólo es la confluencia de dos liderazgos a la baja, además de un ejemplo de praxis política para unos y condenable incoherencia para otros.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Vicios del 1.0

Es lo que sucede con Internet y las redes sociales. No atiendes a un proceso desde su inicio y cuando intentas acercarte a él, te resulta inabarcable. Me sucede con el tema del "Manifiesto", a propósito de esa ideaza del Gobierno llamada, sin pompón ninguno, "Ley de Economía Sostenible". Destacados blogueros se han levantado en posts clamando contra la intención gubernamental de cerrar páginas web a discreción y el proyecto ha triunfado por dos hechos claves:

-La involucración virtual es muy sencilla y barata. Yo mismo puedo clamar aquí contra el Ejecutivo y su sinsentido sin que me cueste lo más mínimo.

-La medida pretendida por el Gobierno estaba condenada al fracaso porque no estaba ni bien calculada, ni, por supuesto, bien explicada.

Están bien estas reacciones en cierto modo espontáneas de protesta. Personalmente echo de menos un sistema más democrático de elección. Y me explico. El puñado de blogueros influyentes se han constituido como representantes de este colectivo y, sinceramente, yo me pondría de su parte pero, al menos, que pregunten. En ocasiones la tan cacareada democracia web se parece bastantes a los arreglos de poder 1.0.

Pero, como digo al principio, me ha costado ponerme al día. El bombardeo de opiniones ha sido tal que cuando uno pretende llegar a la información, lo hace demasiado sesgado. Y por aquí viene otra reflexión, leída a gente bastante más culta y experta que yo. Es la hora de la información.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Presiones incoherentes

No, no me refiero a lo que hace el Real Madrid en la zona ancha de cualquier campo de fútbol. Tampoco a las habituales e inmediatas sentencias de la prensa especializada sobre lo bueno, lo malo y lo terrible. Estoy hablando de la sentencia del TC sobre el Estatuto de Catalonia.

Sí, ya, la sentencia no existe. Pero eso no debe resultar un problema para que nos metamos de lleno a debatir sobre sus postulados y las razones que nos llevan a criticarlo. A fin de cuentas, algún día esa sentencia verá la luz y, entonces, podremos decir que nos adelantamos varias semanas, meses o lustros a su publicación.

Por no entrar en los farragosos párrafos del texto legal, podemos centrar el debate en los miembros del Tribunal. Lo preside una mujer. Así que aquí no cabe una interpretación "a la crisis mundial". Ya saben, si más mujeres hubieran gobernado empresas en años precedentes, nunca se hubiera llegado a este punto lupanar económico. La fuerza del argumento se basa en que no se puede comprobar. Sí, hay estudios a tener en cuenta sobre la mayor empatía de las mujeres que de los hombres, sobre un sistema de toma de decisiones más racional que en nuestro caso, etc. Pero lo dicho. No podemos saber lo que hubiera ocurrido.

Pero al margen de temas que no nos llevan a ningún lado, hablemos de las "terribles" presiones a las que están sometidos esos juristas poco amantes del trabajo. A ninguna. Al menos política, que es de lo que estamos hablando. Sirva como aclaración la frase pronunciada en una charla sobre periodismo por la ex directora general de RTVE Carmen Caffarel cuando aún estaba al mando de la corporación: "Lo de las presiones me hace mucha gracia. ¿Qué presiones voy a tener yo del Gobierno si me han puesto ellos?

Incontestable.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Lorenzo Sanz

Hoy en Época sobre Lorenzo Sanz.



















viernes, 20 de noviembre de 2009

Carisma internacional

Vaya por Dios que no tiene carisma. Qué pena. Es raro, porque la Unión Europea es una institución que estila buena imagen y potente percepción allá donde va. Amén, claro, de sus utilísimas competencias que sirven, por ejemplo, para que Francia, Alemania y Gran Bretaña decidan qué es lo mejor para todos (para ellos).

Hasta que lo designaron como presidente ayer por la noche, la mala impresión que tenía sobre Van Rompuy radicaba en la dificultad para su pronunciación. Fan Rompui, Rompuí, Rompúi. En fin, hay que poner morritos para decirlo correctamente y si yo pongo morritos pues... eso, morrazos.

La prensa del día insiste en que tanto Rompuy como Ashton son dos desconocidos y la parte crítica que se desprende de esos titulares tiene su razón de ser. A la UE le falta empuje y peso internacional. Si estamos decidiendo quiénes nos van a representar, tiene poco sentido que esas caras no sean conocidas.

Bien, no les falta razón. No obstante, creo que si los representantes hicieran gala de una personalidad arrolladora se produciría una contradicción respecto a las competencias de las que disponen para hacer su trabajo. Este hecho tiene poco de casualidad, pues hace hincapié sobre la incapacidad de los países miembros de más peso de ceder aspectos de su soberanía nacional, mal originario del resto de los que padece la Unión. Ése y la desconfianza.

Además, el problema de fondo sigue sin resolverse. ¿Quién manda aquí? Como aprovechan para recordarnos los periodistas especializados en el tema, el que fuera Secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, se preguntó una vez: ¿Qué teléfono marco para hablar con Europa? El hecho de que ese punto continúe sin resolverse sólo puede significar una cosa para Europa; su pérdida de peso internacional y, en consecuencia, su resquebrajamiento interno. Al final, nadie querrá llamar.

De ello podremos culpar a Rompuy, como lo hacemos con Ban Ki Moon en la ONU, adviertiendo que sus personalidades no ayudan, pero en el fondo de estos asuntos está la descreencia generalizada de que ambas instituciones sigan siendo útiles en los parámetros competenciales actuales. Y, qué coño, tampoco es tan soso. Rompuy tiene buen humor.



El periodista pregunta aquello que decía en voz alta Kissinger y Rompuy responde, "espero ansioso su primera llamada".