lunes, 14 de abril de 2008

A las manos

Jorge Lorenzo logró ayer su primera victoria en MotoGP en la que fue tan sólo su tercera carrera en la máxima categoría. Además, lo logró sin paliativos; por delante de Pedrosa y Rossi, el tótem de la categoría y su esperado sucesor.

Durante el último mes desde que comenzara el Mundial, la prensa se ha encargado de avivar un debate un tanto absurdo como es la enconada rivalidad entre los dos españoles. Es absurda porque hasta Estoril, no se había trasladado a la pista y parecía más una manera de enganchar a nuevos aficionados a las motos que de dar fe de lo que ocurría.

Antes de Portugal, Lorenzo había afirmado que esperaba no llegar a las manos con Pedrosa, como le sucediera a Rossi y Biaggi tiempo ha. Si eso se produjera, al margen de la imagen divertida por ver una pelea de dos chavales que no pasan del 1,70, deberíamos exigir responsabilidades a todos los que con inusitado entusiasmo han alimentado una confrontación ficticia en la pista con el único propósito de buscar el posicionamiento a favor de uno u otro.

Los aficionados, de verdad, a las motos cantaban ayer en Estoril "que se besen, que se besen" porque saben de lo irreal de esa polémica. Todavía hay quien se empeña en comparar esta situación con los Schwantz-Rainey, Doohan-Crivillé o, incluso, Rossi-Sete. Se olvidan, o lo que sería peor, obvian, que en todos esos casos la rivalidad se traducía en "batallas" sobre el asfalto y no sólo en absurdas declaraciones intentado cada uno ser más original y mordaz que el contrario.

El día que Pedrosa y Lorenzo nos brinden un espectáculo como los anteriormente mencionados, hablaremos de rivalidad. Hasta entonces, sólo de infantil enfrentamiento alimentado por el poder mediático, siempre ávido de encontrar motivos para vender más.

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