jueves, 17 de enero de 2008

Miserias

Paulino Cubero, cuya ficha técnica respondería a: 52 años, parado, Ciudad Real, ha sido contagiado por un virus de difícil cura: la misión histórica. Tan solo con pasar breves instantes en compañía de Alejandro Blanco, presidente del COE, y al manchego se le han podido escuchar palabras de desasosiego e incredulidad porque apenas una semana después de filtrarse su letra para el himno nacional, los organizadores han regresado sobre sus pasos y la han retirado. Así que es normal que Paulino no entienda nada.

Yo tampoco lo entiendo, si bien mis dudas se remontan al mismo día en el que Blanco se erigió como salvador de la patria y decidió otorgarnos una letra para nuestro himno, amparado en que existía una demanda del mundo del deporte, ultrajados por no tener qué cantar al conseguir sus logros. Decidió entonces abrir un concurso público y seleccionar un jurado compuesto por varios catedráticos, un letrista y una deportista que debían hallar las mejores rimas entre todas las presentadas. Y, según ellos, la mejor fue la de Paulino. Por eso la eligieron. Lo que sucede es que Blanco se había hecho a la idea de una presentación apoteósica a cargo de Plácido Domingo y la Orquesta de la Comunidad de Madrid, en la que todo serían loas a su iniciativa y, a través de la cual, podría retirarse tranquilo consciente del legado que deja a futuras generaciones. Lástima de la filtración inoportuna que dio al traste con su sueño.

Por eso ayer compareció ante la prensa para anunciar la retirada. “No ha cumplido el objetivo de unir a todos” se atrevió a decir, indecente. Y, por supuesto, aunque no ha asegurado el propósito que se marcaba, no ha dimitido. Se ha limitado a desautorizar a un jurado designado bajo su aprobación y a montar un circo en torno a una figura institucional como es el himno de España.

Personalmente, pueden aprobar la letra para el himno que más les apetezca porque de ninguna manera pienso sentirme representado en semejante artificialidad que, en términos comparativos con el resto de países, debería de avergonzarnos y hacer que prefiriéramos dejar las cosas según están. En el país de los agraviados, España, en de la disculpa permanente para no herir sensibilidades, es atrevido pensar en una letra para el himno porque ésta necesariamente será superficial y frívola.

Que medios de comunicación como El Mundo entren al juego propuesto por el COE significa que, definitivamente, no entiendo nada. Igual que tú, Paulino.

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