martes, 19 de mayo de 2009

El modelo folclórico

Tranquilo todo el mundo. Si no he escrito en las últimas fechas ha sido por una única razón, muy de actualidad todo sea dicho; reflexionaba sobre el cambio de modelo productivo. Es algo en lo que pienso de vez en cuando y que resumo en una afirmación entre el atrevimiento y la ignorancia que me ha llevado a ganar en multitud de discusiones sobre la materia. Dice algo así: "no cambiaremos de modelo porque para hacerlo, la iniciativa debe de ser política y a ningún gobierno se le ocurrirá plantear un futuro de dificultades a corto plazo como vía para la prosperidad en 20 o 30 años, ya que en ese período es muy probable que las personas que forman los gobiernos y los partidos estén ya retiradas. Y aquí de lo que se trata es de ganar elecciones". Esto último lo he leído en el libro "Partidos políticos y sistemas de partidos" de Alan Ware (este es un guiño a mi familia, altamente preocupada por mi futuro académico en la licenciatura de Ciencias Políticas). Además, si a los vicios políticos unimos la incapacidad social para aceptar una vida de cierta austeridad en aras de un porvenir estable y próspero, completaremos mi explicación sobre el tema.

Así que les adelanto como van a suceder los acontecimientos referidos al cambio de modelo productivo, social y porompompero. Hablaremos de ellos, o al menos escucharemos y leeremos sobre el tema, hasta que la crisis vaya menguando y, entonces, tras un breve pero muy intenso espacio de tiempo dedicando loas a la responsabilidad en el gasto y al "esto no puede volver a pasar", nos convocaran a las urnas y votaremos a aquel que nos vaya a subir el salario mínimo, o las pensiones, o las becas, o a aquel otro que nos vaya a dar ayudas directas para comprar pipas en el kiosco de la esquina o vales descuento en los concesionarios de coches.

Y entonces, con el aliento recobrado tras años de sobrecogimiento testicular, iremos raudos al banco a pedir un crédito con el que pagar nuestra segunda residencia recién "comprada" en la costa, devolviendo los acontecimientos a su cauce y pudiendo congratularnos en voz alta de que esto de cambiar de modelo productivo "está de puta madre".

1 comentario:

Unknown dijo...

Una reflexión estimulante....aunque no deberías estar estudiando en vez de preguntarte sobre el modelo productivo??
Solo haré un pequeño apunte.. Creo que es simplista decir que el cambio de los modelos productivos solo pueden partir de la política. Esa afirmación viene seguramnte de una pregunta errónea o de la incomprensión de los valores implicitos que mueven el sistema, por los que se mueven también los los partidos políticos.
Hay que entender que la gratificación de los ciudadanos-consumidores hoy no se obtiene de una promesa de seguridad a largo plazo, sino del disfrute inmediato. E ir en contra de eso sería como ir en contra de todo instinto humano.
Porque los humanos-ciudadanos-consumidores somos cortoplacistas, tanto en el marco de la Historia de la Humanidad, como en el de nuestras propias vidas: porque no sabemos qué puede pasar en el futuro, si es que eso existe, gestionamos lo que está en nuestras manos que es el presente, y nos iremos a Ibiza en verano. (algo que se ya se pensará en junio porque nunca se sabe que puede pasar en verano..)
El problema que puede existir es que esto se convierta en pan para hoy y hambre para mañana, pero es que en nuestra mente no hay mañana, solo pan para hoy. Y no es nada irracional, porque dentro de unos años también será pan para hoy. Es decir, que los valores que hacen que el sistema no caiga existen de manera implitcita en la cultura actual, valores que que hacen que se "avance" hacia el progreso o el bienestar o lo que coño signifique eso: es el pensamiento del renacer constante, porque la vida, ya sea individual o social no es más que un encadenamiento de presentes, que se sostiene con las promesas de unos y de otros de nuevas oportunidades, sin importar lo que ha sucedido en el pasado y a pesar de que la experiencia demuestre que las promesas de "bienestar, progreso, igualdad, libertad" fueron utilizados para objetivos cortoplacistas, y postergados una y otra vez, para ganar unas elecciones o, por qué no para que te compres un sillón de Ikea.
Como no hay lugar en nuestra cultura la idea de que el resultado del esfuerzo de uno puede alcanzarse como un edificio que se construye piso por piso, cada uno apoyado en el anterior, sólidamente, hasta su coronación que marque el final de una empresa larga y laboriosa, volveremos a votar por quien pinte mejor el ahora y el hoy del mañana..Poruqe ahora pensamos que el objetivo ideal puede y debe alcanzarse en los próximos momentos.
Y como creemos eso las ideas nunca podrán superar a los hombres de partido, por ello, no es posible ninguna iniciativa política.


Me voy de cañas a ver si se me pasa tanta reflexión ;)