Reconozco que el auto check in acaba con mis tradicionales críticas a los viajes en avión. El tiempo se rentabiliza de mejor manera. Puedes, incluso, poner en práctica tu inglés. Personalmente, me sirvió para no perder unos segundos trascendentales en la traducción de “Last Call” e iniciar la carrera raudo hacia la puerta de embarque.
- Que si tenemos una viga a la que le faltan dos metros por un extremo, lo mismo si le damos la vuelta y la ponemos de escuadra, o algo así, solucionamos el problema sin necesidad de ponerle un calzo que palie la ausencia de esos dos metros malditos.
- Que las mixtas están para lo que están y no para lo que no están.
- Que “hubiera sido mucho mejor que vinieras la semana pasada porque estábamos con los pilotes y es más espectacular de ver”.
- Que Jóse y Marichel son nombres de mujer y, en este caso, madre e hija.
- Que el requesón con miel de toda la vida, se llama meli y meló, creo. Un nombre más comercial.
- Que las obras públicas sufren de bicefalia por la proliferación de jefas de obra en las cercanías a la misma.
- Que los plazos y los presupuestos son dos realidades relativas.
- Que si tienes una buena cartera de clientes, libras.
- Y que sólo con la frecuencia en que el cometa Halley pasa por el L-8 en año bisiesto, mi padre no conoce a algún responsable de la obra pública.
1 comentario:
Magistral. No tengo nada más que decir.
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