martes, 21 de octubre de 2008

Tardes parlamentarias

Reconozco mi perversión. Es subir por las escaleras del Congreso hasta la tribuna de público y recuerdo una sensación similar a cuando entro en un estadio. El bullicio, los aplausos y un espectáculo desmitificado cuando lo ves en la distancia corta.

Había media entrada, posiblemente porque la agradable tarde de otoño invitaba al paseo por Madrid más que a la "bronca" parlamentaria. A buen seguro que mañana, día de votación de los Presupuestos Generales, el aspecto del hemiciclo será bien distinto, por mucho que brille el sol en lo alto.

Existen varias fórmulas de sobrevivir a 45 minutos de discurso económico. Caldera lo tiene claro; ojea una revista (diremos "documentos" para crear un ambiente más institucional) en su escaño de quinta fila, seguramente recolectando ideas para el think thank que tiene encargado hacer. Los del núcleo duro de cada partido prefieren sonreír y revolver papeles como si buscaran algo, para aguantar con estoicidad la puesta en escena de esto que se llama debate. Respecto a los jóvenes, son (somos) más indolentes. Hay cierto hastío entre los diputados que juguetean con la treintena. Como si la acumulación de reproches fuera retorciéndoles el gesto y un ciclón de exabruptos de tasca y españolísimos, se agolparan en sus gargantas a punto de estallar.

El discurso de Solbes le aburre hasta a él. Arrastra de tal manera las sílabas y baja el tono de semejante forma, que desafía a la incipiente pereza siestera demasiado presente en los escaños.

La tribu se sienta de cara a Rajoy. Son unos 40 ahí dentro, coleccionando apuntes y ¿hablando por teléfono? Creo que era Federico Quevedo el que lo hacía, aunque también puede ser que mi vista me haya traicionado. Al que distingo sin dudar es al amigo David Gistau, entiéndase el calificativo dentro del sentido romántico del lector de libros, pues no lo conozco de absolutamente nada. Se percibe a leguas, por su disposición en la tribuna, que disfruta tanto con la oratoria del vicepresidente, como cuando acude a ver a "su" Madrid al Bernabéu. Lo cojonudo es que mañana se marcará una columna en El Mundo de esas que jode leer porque atenta contra el amor propio de uno. Gistau, como el resto en masa, se levantan cuando el turno de palabra lo toman los nacionalistas. Sabe, como lo sabe todo el mundo, que esta noche hay Champions y el Real tiene partido en Turín.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No es think tank? una admiradora..

Anónimo dijo...

El que hace Caldera es con "h". Créeme.