viernes, 13 de noviembre de 2009

Fiesta de disfraces

Las autoridades rusas han tenido una semana ajetreada. Primero se conocía su decisión de vetar a algunos autores por su incitación al consumo de droga (Pérez-Reverte, Tom Wolfe...) y en las semanas que restan hasta que acabe el año, deberán concluir si reinstauran la pena de muerte.

El primer caso denota, básicamente, papanatismo e incapacidad de interpretación. Recuerden el chiste:

-Papá, que está más lejos, ¿la luna, o Zaragoza?

-Hijo, ¿tu ves desde aquí Zaragoza?

En lo del ojo por ojo, nótese que el verbo "reinstaurar" implica un proceso anterior de instauración-derogación cautelar. Lo digo por si tristes pero casuales sucesos como los de la periodista Anna Politkovskaya les hacen dudar de la segunda fase de este proceso inapelable. O aquel otro de Aleksandr Litvinenko. Es cierto que la complicada pronunciación de sus nombres puede hacernos desistir de interesarnos por sus historias, así que resumo: todo indica a que ambas muertes se debieron a causas naturales rusas.

Aventuro a decir que, o bien se abolirá definitivamente, o bien se prolongará la moratoria. Cuando el indecente degusta las deliciosas mieles del sistema democrático encubierto, sufre en el regreso al espartano mundo de la dictadura. Viva la fiesta de disfraces.

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