martes, 3 de noviembre de 2009

Una posibilidad

Esto es lo que ocurrirá en el PP siempre y cuando no acontezca alguna circunstancia extraordinaria que impida que ocurra lo que es seguro, bueno, casi seguro, que va a suceder:

-Mariano Rajoy hará algo. Vamos, que tomará alguna decisión. Ya sea reivindicar la dictadura del poder que ostenta, hacer declaraciones en las que afirme que no se habla de lo que de verdad importa a los ciudadanos, o tirar indirectas y así, alargar todavía más este espectáculo cansino del canibalismo conservador. Lo que le ruego que no haga es afirmar en público aquello de que “cuando uno tiene una responsabilidad como la mía, debe actuar con cautela y…”, porque da la sensación de que las únicas decisiones que toma el resto de la humanidad están relacionadas al tipo de corte de pelo que deseamos y a la marca de leche.

-Francisco Camps hará otra cosa. Bueno, más que hacer, intentará hacer, que es a lo que se dedica últimamente. Desde luego que Paco, como acreedor, no tendría precio. Todo el santo día prometiendo para luego verse incapaz, desautorizado u olvidadizo. El sueño de todo pequeño y mediano empresario endeudado.

-Esperanza Aguirre hará. El menosprecio al que ha sido sometido respecto a Caja Madrid es tal, que supongo que pocos pueden pensar en que la lideresa se vaya a quedar de calcetines cruzados. Mi previsión se basa en una observación contrastada; Esperanza gusta de dar por saco a Mariano y lo seguirá haciendo pero, ésta vez, desde fuera del aparato. Imagino que cuando resten pocas semanas para la celebración de elecciones generales, Esperanza montará un cisma anunciando su salida del partido y la creación de una nueva formación que podría llamarse Partido Liberal (lo que está claro es que no se llamará Partido Comunista). Tal hecho se produciría porque es de esperar que Mariano arrincone hasta ahogar a la díscola presidenta, quien, por otra parte, tampoco es que se prodigue en seguidores dentro del partido más allá de Madrid. De modo que la situación quedaría, más o menos así:

Sin el control sobre el centro financiero que podría sostenerla y promocionarla, ninguneada por la dirección de su partido, ignorada por el resto del planeta político y aburrida de puestos intermedios, la única forma que le quedaría a Esperanza de dejarse notar sería abandonando el partido a pocas semanas de unas elecciones, llorando en público la falta de liderazgo de su ex líder y, tras la pena, anunciando la creación de un partido que ventile la “emponzoñada esfera pública”. Evidentemente no le daría ni para ganar las elecciones del C.D Vallobín, pero sí para llevarse un buen puñado de votos en el hasta ahora fortín popular de Madrid y, quién sabe, si sacar un escaño y sentarse en el Congreso. Su espantá de la Ejecutiva nacional de esta mañana es una metáfora de lo que sucederá.

Porque, en el terreno de las ambiciones, gana aquel que primero se da cuenta de las posibilidades de éxito de su apuesta. Y si Aguirre percibe antes que otros que su futuro liderazgo del PP es imposible, tendrá en la mano las opciones de ajustar cuentas.

Por cierto, nótese la presencia del “interés público” en cada una de las líneas del supuesto que he aventurado. A esto se le llama “política de salón”.

3 comentarios:

Inés dijo...

Eres todo un visionario Diego. Aunque en tu mirada haya algo de desesperanza..
:)
por cierto, la palabra "empozoñado" te surgió de manera espontánea???

Diego Campo dijo...

Así es. De la manera espontánea en la que surgen las erratas. Pido disculpas.

Diego Campo dijo...

Ah, no no. Que escribo "emponzoñada", correctamente. Eso se lo debo a la habitual lectura de periódicos. Retiro mis disculpas.