jueves, 27 de noviembre de 2008

Al día

Repaso la actualidad:

-La Comunidad de Madrid otorgará "prioridad" en la tramitación de las licencias a las salas clausuradas tras el asesinato de Álvaro Ussía. Esos locales se cerraron precisamente por no tener las licencias pertinentes aunque hubo que esperar a que se llevarán por delante a un chaval para hacerlo, porque antes nadie lo sabía y no era un reclamo social. Claro. Así que la conclusión es evidente: incumplan la ley, porque es el camino más corto para hallar el reconocimiento de la administración pública.

-Precisamente lo que hacen los terroristas de ETA es incumplir la ley. Leo en el blog de Eduardo Madina, un hombre con el que compartimos la felicidad de ver detenido al incalificable que atentó contra su vida hace años, su post "Buena decisión" a propósito de la resolución del Congreso de no colocar una placa a sor Maravillas. Reconociendo que la mayoría de los presentes no tenemos ni remota idea de los méritos de la susodicha, ¿no es otra forma de racismo valorar a una persona por, en este caso, pertenecer a una orden religiosa y no por lo que haya hecho en vida? En estos tiempos de tanto llamamiento al esfuerzo, sobre todo impostado, en aras de la solidaridad, la igualdad y valores del mismo modo loables, llama la atención que se ponga el grito en el cielo por el reconocimiento a una persona de la que no hemos querido saber más excepto que era monja. Ejemplos de ello: la columna de Almudena Grandes sobre el tema donde atribuye una frase a la protagonista de este conflicto que realmente no es suya.

-Volviendo al oportunismo. Si a la Comunidad de Madrid se le critica su actuación con las discotecas de la capital por ser reactivas, qué decir del guante recogido del presidente del Gobierno a Emilio Sánchez Vicario para crear un Ministerio del Deporte. Recordaba hoy un oyente de Onda Cero que con el dinero en impuestos que la familia del tenista desvió a Andorra, daría para uno y varios ministerios como los que reclama. Tal y como se suceden los acontecimientos, esta medida empataría en necesidad con aquella otra de poner letra al himno.

-Los tres ejemplos citados son "el circo para el pueblo" de nuestros días. Cerrar discotecas nos proporcionará una seguridad infundada; perder el tiempo en discutir sobre una placa nos enerva, nos aleja del entendimiento y nos encuadra como idiotas por entrar al trapo (yo también) de polémicas que no van a ningún sitio; y crear un ministerio del Deporte, como uno de Igualdad, prospera en el terreno de la frivolidad.

Si de lo que se trata es de polemizar sobre absurdos, critiquen como hace todo el mundo el nuevo disco de Guns N`Roses. Al menos es inofensivo y apasionado.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Las zetas, las kas y las nuevas tecnologías

Le citaré por su nombre completo para evitar la trampa de ensalzarlo con un alias épico, o al menos curioso, y aún a riesgo de que la empresa, harto complicada por la proliferación de zetas y kas, me lleve más tiempo del que quisiera dedicar a este hijo de la gran... ya saben ustedes qué: Mikel Garikoitz Aspiazu. Nótese la importancia de las zetas y las kas para ser un auténtico vasco, dentro de la particular concepción de la realidad en general y la lengua en particular, que tienen los etarras.

Bueno, pues Mikel patatín patatán era el jefe de comandos de ETA. Era conocido por su afán en la seguridad. Ya no tendrá que preocuparse. Alcalá Meco, sirva como paradigma de las cárceles del país, le servirá como refugio los próximos años. Lo que hace de este sujeto especialmente despreciable es su edad; 35 años. Como es bien sabido, en ese tiempo no se ha dedicado a investigar con células madre precisamente y sí a forjar su ascenso en la banda terrorista, eso sí, siempre a golpe de detención anterior, lo que tiene que acabar por ser frustrante, pues a uno le valoran por simplemente estar y no por lo que vale. Qué pena.

Dicen que su sucesor es "aún más violento" y ciertamente debe ser también un tonto del culo de postín. Así se entiende a esta gente que vive en agujeros y se comunica por carta en pleno siglo XXI, con tal de no ser descubiertos, aunque finalmente no lo consigan.

Por cierto, impagables imágenes las de los dos penúltimos etarras detenidos. Es una pena que las cámaras sólo recojan el momento en el que suben al coche patrulla y lanzan sus habituales frases empachadas de zetas, kas y tes. Lo hermoso sería haber visto su valentía cuando, subidos en sus Orbeas (esto de por sí ya es cómico), la policía (no sé qué cuerpo fue) sospechó de ellos y se lanzó a detenerlos mientras a los intrépidos terro-ciclistas (término acuñado por deppolitica y entregado a la comunidad) sólo les faltó decir que sí, que son de ETA, pero que las bicis pensaban devolverlas.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Estrategia nostra

Berlusconi puede ser muchas cosas pero no un inconsciente. La semana pasada calificó como "bronceado" al recién elegido presidente de Estados Unidos y lo que sucedió es que muchos, especialmente fuera de Italia, picaron el anzuelo y comenzaron a divagar sobre lo apropiado o no de vertir semejante adjetivo sobre Barack Obama. La última en hacerlo fue Carla Bruni, que afirmó sentirse orgulla de ser francesa escuchando palabras de ese calibre.

Pero la realidad nos dice que las palabras de Silvio son puro humo, como tantas otras veces y como hacen tantas otras personalidades. Además, el presidente italiano se escuda en su carácter campechano para acabar de ridiculizar las críticas ante unas palabras que no necesitan de más de cinco minutos de discusión para concluir que son, al menos, atrevidas.

Lo cierto es que mientras nos hacemos cruces con la verborrea del mediático presidente, él, golpe aquí, golpe allá, prosigue su andadura "personalista", cuanto menos, riéndose de la separación de poderes y de la libertad de prensa. Berlusconi es, desde hace no menos de una década, un hombre que legisla para librarse de procesos judiciales en los que puede verse inmerso y que controla el 80% del mercado televisivo italiano. Molestarse por su incontinencia verbal nos delata como irreflexivos, además de producirle, imaginamos, la más honda de las satisfacciones.