martes, 30 de junio de 2009

Los camareros de Madrid

Qué les pasa a los camareros del centro de Madrid que con tanta delicadeza y educación me tratan. "Bienvenido señor", "al fondo hay sitio, caballero", "siéntase como en su casa, joven". Ya basta, por dios. Intuyo que en este extraordinario comportamiento algo tendrá que ver el hecho de que sea temporada alta para el gremio, la magnitud del colectivo guiri por las calles de la capital en busca de jamón y torreznos y, claro, la crisis que provoca una actitud fidelizadora en el profesional de la hostelería.

No obstante, a mi ya se me fidelizaba antes, cuando los camareros hacían cosas de camareros lejos de la presuntuosa amabilidad actual. Cuando al entrar en un antro observabas al mozo haciendo labores de cirujía sobre el jamón y el lomo colgados de la pared y cuando ese mismo maestro del ibérico dejaba transcurrir un par de minutos para que reflexionaras si, de verdad de la buena, lo que querías era una caña. Lo de estos días es un acoso y derribo, similar al de los dependientes de las tiendas de moda que van a comisión por venta y que acaban provocando compras perfectamente inútiles, como un chaleco.

Por eso reclamo la vuelta a los orígenes. Aquellos en los que se protestaba una tapa repetida y se peleaba por una vuelta, después de que el camarero hubiera ilustrado a los presentes con clases magistrales sobre economía, política interior, relaciones internacionales y, por supuesto, deporte y sexo. Y todo ello sin dejar de atender a la cantidad precisa de cerveza y espuma que distingue a una caña bien tirada de vulgares imitaciones.

¡Por unos bares con servilletas de papel por el suelo y terrazas desatendidas!


martes, 16 de junio de 2009

Ombligo de protección oficial

Cuando los médicos descubrieron que el ombligo además de para nada, servía como vía de salida en posibles transplantes, se congratularon mucho. No era para menos, pues el riesgo de las intervenciones descendía notablemente. Lo que los galenos desdeñaban era otra utilidad ya adquirida por el ombligo desde tiempos pretéritos y ya entones conocida por el resto de los mortales.

Esa otra cualidad consiste en mirárselo y establecerlo como centro del universo. Sólo así se entiende la "agria polémica" en torno al fichaje de Cristiano Ronaldo por el Madrí. Que si es mucho dinero, que si no, que si con ese dinero se construirían 100.000 millones de casas de protección oficial (ojo, que así no se cambia el modelo productivo) que si es propio de un club imperialista, que si es indigno y miserable... Incluso sacan a relucir la crisis económica. Lo peor del asunto es que algunos de los azuzadores son responsables de medios de comunicación y, claro, así que no hay quien se los tome en serio, pues en la misma línea, yo podría pedir que el dinero que los periódicos obtienen con los anuncios de putas fuera destinado a paliar la crisis. Y, como ven, no lo hago. Claro que tampoco extraña esta reacción, pues en estos tiempos los geriflantes andan un poco despistados con el 2.0. Ni lo saben hacer rentable y, lo que es más grave, ignoran como hacerlo compatible con el resto de sus plataformas.

El último ejemplo nos los brindan gracias a Gasol y su recién estrenado anillo. (Por cierto, que Pau acabó jugando bien, defendiendo como nunca y sacando de quicio a la bestia parda Howard, por lo que las dudas sobre su rendimiento han quedado disipadas). El ala pivot español ganó el título el lunes a eso de las 5 de la mañana hora española, por lo que todas las ediciones digitales de los medios de comunicación recogieron la azaña en sus portadas durante todo el día. ¿Y qué hicieron al día siguiente los periódicos en sus portadas en las ediciones en papel? Eso es, dar una noticia con 24 horas de retraso y que, para colmo, ya habían publicado. Lo de distribuir contenidos no va con ellos. Así que tenemos crónicas, contracróonicas, opiniones de expertos y declaraciones de los protagonistas, en ambas plataformas.

A mí, la verdad, que me dá más rabia este dispendio que los 94 kilos por CR, pero queda claro que los dos casos están unidos por el ombligo.


lunes, 8 de junio de 2009

Y, entonces, ACDC

Y entonces llega ACDC, saca un disco bueno o malo y ya tiene excusa para volver a salir de gira. Ya está. Sin necesidad de separarse y anunciar su regreso para conmoción de las masas. Sin caer en el error de transitar senderos diferentes al rock and roll abrazando los medios tiempos y las baladas. Sin dibujarse un tatuaje en los brazos para dejar a las claras su brutalidad musical. En fin, sin gilipolleces.

Así que, con esas, llega ACDC y da dos conciertos en Madrid. Anestesiando a los 15.000 primero y los 50.000 meses más tarde que acuden al encuentro de los más grandes de la historia de este rollo que está en crisis y todo lo que quieran, pero lo sigue petando cosa fina. Y miren que es raro que ocurra, más aún cuando coincide con el cierre de campaña electoral para las europeas de los partidos políticos.

Pero esa casualidad no es baladí. Pues ACDC bien podría haber sido alzado durante la campaña como estandarte del ahorro y, sin embargo, espíritu emprendedor en estos tiempos de crisis. Los Johnson y Young`s han sido fieles durante 30 años a cuatro únicos acordes, traducidos en himnos intergeneracionales en buena parte porque se recuerdan con pasmosa facilidad y porque tras ellos se encuentra la firma del único hombre conductor de corriente continua y alterna, según le convenga: Angus Young. Ese hombre que obliga replantear, por respeto a la justicia, la calidad de los eventos a los que uno acude y deja un poso de resignación en el espectador, que comienza a suponer que no vivirá nada parecido.

lunes, 1 de junio de 2009

Enbiei

Con Pau Gasol tengo una relación de amor-odio (dejo lo de los toros para otro día, que para eso gestiono yo este blog). Amor porque sus méritos en la NBA son indudables: nº3 del draft, rookie del año, líder indiscutible de un equipo al que llevó a Playoffs por primera vez en su historia, seleccionado para jugar el All-Star... y, más tarde, su historia ya conocida en Los Ángeles.

Pero odio porque siendo cierto lo anterior, tiene un punto de desidia que mosquea. Como mosquea que en estos años de carrera no haya acabado un año promediando al menos 10 rebotes, o que doble balones en momentos clave en vez de jugárselos él, o que en defensa sea una anécdota superada siempre por jugadores de un nivel al que intuimos podría llegar Gasol si quisiera. Ése es el mayor reproche que como aficionado al basket le hago.

No obstante, como puede que este año salga campeón de la NBA promediando más de 10 rebotes por partido, jugándose tiros importantes y tratando de frenar al incontenible Dwight Howard sacándole faltas y alejándolo del aro, pues guardo mis reproches para final de mes.