lunes, 1 de junio de 2009

Enbiei

Con Pau Gasol tengo una relación de amor-odio (dejo lo de los toros para otro día, que para eso gestiono yo este blog). Amor porque sus méritos en la NBA son indudables: nº3 del draft, rookie del año, líder indiscutible de un equipo al que llevó a Playoffs por primera vez en su historia, seleccionado para jugar el All-Star... y, más tarde, su historia ya conocida en Los Ángeles.

Pero odio porque siendo cierto lo anterior, tiene un punto de desidia que mosquea. Como mosquea que en estos años de carrera no haya acabado un año promediando al menos 10 rebotes, o que doble balones en momentos clave en vez de jugárselos él, o que en defensa sea una anécdota superada siempre por jugadores de un nivel al que intuimos podría llegar Gasol si quisiera. Ése es el mayor reproche que como aficionado al basket le hago.

No obstante, como puede que este año salga campeón de la NBA promediando más de 10 rebotes por partido, jugándose tiros importantes y tratando de frenar al incontenible Dwight Howard sacándole faltas y alejándolo del aro, pues guardo mis reproches para final de mes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los guardaremos para final de mes, pero no se porque me parece que en esta ocasión tampoco se va a librar de ellos.

Aunque bueno, el marrón de Howard le tocará a Bynum hasta que lo echen por personales. A Gasol le va tocar defender a Rashard a 7 metros del aro. A ver cómo se lo montan. Aunque si a él le defiende Lewis debería meter 30 por partido y ser MVP, jajajaj