miércoles, 12 de noviembre de 2008

Estrategia nostra

Berlusconi puede ser muchas cosas pero no un inconsciente. La semana pasada calificó como "bronceado" al recién elegido presidente de Estados Unidos y lo que sucedió es que muchos, especialmente fuera de Italia, picaron el anzuelo y comenzaron a divagar sobre lo apropiado o no de vertir semejante adjetivo sobre Barack Obama. La última en hacerlo fue Carla Bruni, que afirmó sentirse orgulla de ser francesa escuchando palabras de ese calibre.

Pero la realidad nos dice que las palabras de Silvio son puro humo, como tantas otras veces y como hacen tantas otras personalidades. Además, el presidente italiano se escuda en su carácter campechano para acabar de ridiculizar las críticas ante unas palabras que no necesitan de más de cinco minutos de discusión para concluir que son, al menos, atrevidas.

Lo cierto es que mientras nos hacemos cruces con la verborrea del mediático presidente, él, golpe aquí, golpe allá, prosigue su andadura "personalista", cuanto menos, riéndose de la separación de poderes y de la libertad de prensa. Berlusconi es, desde hace no menos de una década, un hombre que legisla para librarse de procesos judiciales en los que puede verse inmerso y que controla el 80% del mercado televisivo italiano. Molestarse por su incontinencia verbal nos delata como irreflexivos, además de producirle, imaginamos, la más honda de las satisfacciones.

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