lunes, 30 de junio de 2008

Fidelidad y victoria

Embriagados por el éxito y porque un ápice de justicia poética se apiadó de los españoles para dejarnos disfrutar con el brillante triunfo de la Selección. Victoria de todos encabezada por un seleccionador que no debería estar ahí según sus propias palabras. Y este es un punto clave, pues insistir sobre él no significa restarle méritos al longevo entrenador, sino incidir en que las formas son claves a la hora de tomar decisiones.

Esas formas, trasladadas al ámbito futbolístico de la Selección, son las de la posesión, el buen juego y el toque corto, a las que debemos añadir el poderoso contraataque. Si huimos de esa corriente de vagos intelectuales que señalan a lo feo como garantía de éxito, convendremos que la decisión de Luis de continuar cuando prometió marcharse es una traición a sus principios.


Sea como fuera, hoy todos nos congratulamos de esta victoria por lo que de limpia de leyendo negra histórica supone y porque vemos completado el círculo de hazañas deportivas, siempre tan huérfanas de ese paso adelante de la Selección.

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