sábado, 3 de octubre de 2009

Insensible justicia

Mikel Otegi es un gran escritor vasco. Magnífico. A lo largo de su amplia trayectoria ha plasmado como pocos los entresijos de la vida en los pequeños pueblos de su región desde la etapa de la Transición y los albores de la democracia hasta la modernización española a finales del siglo XX. Su prosa, dura y sin concesiones, traslada al lector a los parajes donde sucede la acción, a menudo real, pues el autor gusta de de jugar al despiste para remover conciencias. En definitiva, uno de los gigantes nombres que los alumnos españoles deberían conocer y estudiar en las escuelas, si tuviéramos algún aprecio a esas figuras.

Pues bien. La Justicia española, tan obcecada en la objetividad de los hechos que le imputa, parece insensible hacia estas cuestiones y al hecho de que la Real Academia de la Lengua, así como un nutrido grupo de afamados literatos y ensayistas contemporáneos de Otegi, se hayan pronunciado a su favor frente al caso de asesinato que esa justicia de pacotilla le reclama. Para empezar, denuncian las organizaciones que respaldan al escritor, el hecho ocurrió hace ya 14 años y, además, es bien conocido el problema de esquizofrenia que padece Otegi, un mal sensacional para la escritura, pero terrorífico al empuñar un arma. Destacan, además, que la mejor parte de su obra, que hoy es referencia obligada para entender los enormes cambios ocurridos en España en los últimos 30 años, tiene por fecha precisamente la década de los 90.

Así con todo, la Justicia española se mantiene en su trece. Alega que los hechos no han prescrito y que la ley se aplica a todo el mundo, sin que importe su condición intelectual o circunstancia de otra índole. Y desde este blog lo lamentamos profundamente, porque, ¿qué supone el asesinato de dos ertzainas hace más de una década, en comparación con la magnitud de la obra de tan sobresaliente escritor?

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