jueves, 15 de octubre de 2009

Vida extraterrestre

En el cruce de Alcalá con Gran Vía se ubica una mítica tienda de fútbol que luce llamativas banderas en el altillo de su puerta, pintada en un color verde evocador del terreno de disputa, del 105 x 60, del lugar de las pasiones.

Por un agradable compromiso, el cumpleaños de un amigo siempre lo es, mi camarada Marcel Gascón y yo mismo nos acercamos una tarde a otear las últimas novedades en camisolas futboleras, sabedores de la amplia colección de que la mencionada tienda ofrece. Pese a ello, nada pareció convencernos. Los equipos han tomado la costumbre de aceptar diseños aborrecibles como equipaciones, valga el caso del 90% de los equipos italianos, y hace tiempo que el fútbol europeo carece de un Ajax, un Borussia de Dortmund o un Milan que sirviera como metáfora de la grandeza de la competición.

Así que mientras apartábamos la mirada de la horrible camiseta del Chievo, vimos sobre el mostrador un magnífico polo azul claro con el escudo del Napoli y la publicidad de "Mars" en el pecho y un exagerada tipografía en la espalda, que rezaba "Maradona 10". La talla del polo era insuficiente para honrar el aniversario de nuestro amigo, pero bastaba para cubrir mis hombros. No tuve más remedio que comprarla. A la cesta añadimos una XL, quizá XXL, del PSG, otrora grande de Europa merced a los temibles nombres de Weah, Ginola, Raí o Lama, para nuestro amigo que quedó conforme con el presente.

Cuando esta mañana he echado un ojo a los on-line de los periódicos, he pensado en devolver la camiseta napolitana. Ya sabíamos lo de Maradona en condiciones normales, pero su sobreexposición mediática ha acabado por agotar la paciencia de aquellos que en vez de fervor por el presunto D10s, sienten lástima por los altibajos de su vida y su acreditada merma para el raciocinio.

En Argentina, posiblemente el lugar dónde mejor se conjugan los verbos aunque sea para decir nada, la envalentonada del seleccionador certifica que, como aventuró el histórico narrador allá por 1986, seguimos sin saber de qué planeta viniste, Maradona.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No sabemos de qué planeta vino, pero lo que sí sabemos es que Medellín es su Tierra Prometida.

Ange dijo...

y que me gusta a mi que hagas la crítica diaria de rigor!!

;)

Diego Campo dijo...

Estoy en un periodo muy clarividente de mi vida (jajaja, como se puede leer, es broma). Si acaso, prolífico. Pero gracias.